Proyecto Juana Azurduy

Matria, instituto sobre cuestiones de género lleva adelante el programa Promoción de Liderezas "Juana Azurduy". 


La Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres (CEDAW) ratificada en varios países de latinoamerica, los Estados se comprometieron expresamente a adoptar todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra las mujeres en todas las esferas, incluida la vida política y pública, y a garantizar en igualdad de condiciones el derecho a “participar en la formulación de las políticas gubernamentales y en la ejecución de éstas, ocupar cargos públicos y ejercer todas las funciones públicas en todos los planos gubernamentales”.
A pesar de los importantes avances en las normas internacionales, regionales y nacionales, la situación de las mujeres en latinoamerica nos muestra una realidad atravesada por la desigualdad.
La igualdad entre las mujeres y los varones no puede plantearse en términos performativos: una vez reconocida en el sistema legal exige para ser efectiva del diseño, implementación y monitoreo de mecanismos que garanticen que las voces de las mujeres sean parte de la toma de decisiones en los asuntos públicos.
Por eso, la plena garantía del principio de igualdad entre varones y mujeres requiere de medidas de acción positivas para promover la participación igualitaria de mujeres en roles de decisión. Las mujeres tienen derecho a participar en condiciones equitativas en todos los espacios de la vida política, ya no a partir del establecimiento de cupos sino en condiciones de plena paridad.
La paridad constituye una herramienta para asegurar el cumplimiento de los derechos políticos de las mujeres haciendo efectivo el principio de la igualdad, potenciando la autonomía en la toma de decisiones y colaborando en la desarticulación de estereotipos de género que han vulnerado históricamente los derechos de las mujeres.
La paridad no se plantea como una medida transitoria como era el caso de las leyes de cupo sino como un principio rector de la democracia, que va más allá de la representación formal de varones y mujeres, y que aspira a una democratización de las relaciones entre los géneros.
En definitiva, la implementación del principio de paridad contribuye a garantizar el principio de igualdad, promueve un debate más plural y diverso avanzando en la inclusión de la perspectiva de género en los asuntos públicos y garantiza la legitimidad democrática de los espacios de decisión.
Al momento de plantear este proyecto es ineludible encontrarnos con el interrogante acerca de qué condiciones y cuáles son las tareas necesarias para la construcción de liderazgos femeninos en las organizaciones políticas. Y estas preguntas son válidas para todos los espacios y partidos, de derecha a izquierda. ¿Se problematizan la desigualdad de géneros al interior? Por ejemplo, en muchos casos estas militantes son madres y, generalmente, por hacerse cargo de las tareas de cuidado de sus hijas e hijos quedan por fuera de los espacios de discusión y toma de decisiones. ¿Contemplan las organizaciones esta situación para habilitar los espacios para que las mujeres también puedan participar? ¿En qué horarios son las reuniones? ¿Cómo se forma un “cuadro” mujer? ¿Cómo se forja una mujer militante? ¿Existen estructuras dentro de las propias organizaciones que habiliten el ascenso de mujeres a los cargos de conducción?
Sin embargo y, a pesar de contar con iniciativas en numerosos países, es posible afirmar que también existe un techo de cristal en términos de representación y participación política en la región latinoamericana, sino de alcance mundial. “Techo de cristal” es un concepto que la teoría de género ha creado para dar cuenta de la limitación velada del ascenso laboral de las mujeres al interior de las organizaciones. Se trata de un techo que limita sus carreras profesionales, difícil de traspasar y que les impide seguir avanzando. En este caso sería interesante preguntarnos cuáles son las condiciones necesarias al interior de las organizaciones sociales y políticas para que se construyan liderazgos femeninos. Por otro lado es válido también interrogarnos acerca de quiénes, entre las mujeres, han accedido a la representación y participación en la vida política en los últimos años y cuáles fueron sus aportes para que más mujeres puedan participar.
El programa Promoción de Liderezas "Juana Azurduy" propone la realización de acciones de empoderamiento junto a mujeres, con experiencia en política, sin experiencia, con pertenencia a un partido, sin pertenencia, integrante de un colectivo, grupo, agrupación, espacio de la sociedad civil que quiera recibir información  y compartir con otras mujeres en un proceso colectivo.


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